Todas las teorías para la enseñanza del aprendizaje, llámese
conductismo, cognitivismo o constructivismo, aunque hoy para algunos sean consideradas un tanto
obsoletas, en su época y por no existir otras opciones, tuvieron su impacto y
bondad, las que produjeron experiencias para continuar en esa búsqueda de la
verdad, de la mejor forma de adquirir el conocimiento.
Hoy esta nueva era, la era digital, nos invita a ir más allá de estas teorías
y utilizar la demanda que hoy se ofrece, el Conectivismo; el cual a mi parecer
es la versión mejorada del Constructivismo, desde un ambiente virtual y con
mayor riqueza de recursos, que va evolucionando a la teorías anteriores.
Mientras que el Conductismo, representado por los científicos de Watson y
Skinner, estudia la conducta humana, en donde el maestro es el controlador de
los estímulos y el estudiante se limita sólo a obedecer, es poco interactiva y su
evaluación es cuantitativa. Por otra parte, el Cognitivismo representado por Chomsky
y Bruner, le da relevancia a la experiencia para que suceda ese aprendizaje,
aquí el maestro adapta sus procesos de enseñanza a los estudiantes y
estos participan e interactúan activa y positivamente de ellos y su evaluación está
centrada en dicho proceso. Otra visión es la del Constructivismo, basado en los
estudios de Piaget, Ausubel y Vigostky se centra en la necesidad de explicar la
naturaleza del conocimiento humano, el maestro es guía y orientador de los
educandos y estos son responsables de su propio aprendizaje en un proceso activo,
una actitud colaborativa y una evaluación continua.
Entre el Constructivismo (C) y el Conectivismo existen más
semejanzas que diferencias. El Conectivismo expuesto por Siemens, basa esta
teoría en el deseo de aprender, este deseo requiere de un conocimiento previo
para que sea significativo y es referido al conocimiento del educando (C). El docente al igual que en el C se convierte en guía del proceso del
estudiante. La diferencia radica en la presencia. El educando juega un papel
activo, al igual que en el C, es responsable de su propio conocimiento. La
evaluación pasa de actitud colaborativa a la consecución del conocimiento en
redes con el aporte de todos.
A pesar que esta teoría está en proceso de consolidación,
presenta muchos aciertos que me agradan y actualizan los procesos de enseñanza
aprendizaje en este mundo global como lo es el aprendizaje en red, la efectividad
organizacional depende del flujo de información a través de sus nodos,
permitiendo entablar nuevas conexiones y fortalecer las que ya existen, el
punto de partida es el educando como poseedor del conocimiento, aprende
constantemente, desarrollando una meta-habilidad en donde la pertinencia, la
relevancia y la trascendencia de dónde se encuentra la información es más
importante, la estructura cognitiva está ligada a otras externas, no sólo a su
cerebro y el vehículo y motor son las TICs, especialmente todas las
herramientas multimediales ofrecidas por la Web 2.0.
Sin embargo, se generan algunas preocupaciones con relación
a la deshumanización de la educación o mejor dicho, la despersonalización de
los procesos, ya que no existiría un contacto real de individuo a individuo o
de individuo a un grupo, se perderían esas experiencias enriquecedoras para el
desarrollo de la personalidad. Los espacios para el desarrollo de la
espiritualidad serían reducidos y poco efectivos. Habría que buscar estrategias
para que esto no sea consecuencia negativa de implementar esta teoría ya que la
persona debe ser más importante que el proceso y los recursos, si es que se desea
diferenciar de las teorías anteriores.